Racismo. Palabra de peso que ha quedado marcada con tinta permanente en las páginas de la historia de la humanidad, desde las primeras interacciones entre pueblos diferentes. Y ha dejado su huella en muchos de ellos, que aún hoy intentan reconstruir su identidad. Diferencias étnicas o de color que se presentan como argumentos "incontestables" para menospreciar e inferiorizar al otro. Un odio que se expresa gratuitamente y que erige barreras entre las personas por el simple hecho de tener rasgos físicos y color de piel diferentes.

Hoy en día, algunos dirán que "el racismo ya no existe". Pero ¿es realmente así?  

¿Qué es el racismo?

Sí, en pleno 2024 seguimos hablando de racismo. Sí, puede que incluso sepa lo que significa. Pero si forma parte del grupo que piensa que esta conversación está desfasada, entonces esto es (sobre todo) para usted.

El racismo es la creencia infundada de que hay razas o grupos étnicos que son superiores a los demás, manifestada a través de prácticas prejuiciosas y discriminatorias. Los miembros marginados suelen ser objeto de exclusión social, insultos o incluso agresiones físicas.

El concepto de "raza" no tiene validez científica y ha sido deconstruido por la antropología, la biología y la genética. Sin embargo, los prejuicios siguen existiendo.

Por lo general, sólo las actitudes más violentas se asocian al racismo, o a su manifestación. Esta suposición, unida a la negación por parte de algunas personas de que ellas mismas pueden cometer actos racistas, representa un obstáculo para combatirlo. Si cree que el racismo sólo está asociado a actos bárbaros de violencia, se equivoca. Y si utiliza este argumento para demostrar que "el racismo ya no existe", vuelve a equivocarse. No sólo se siguen produciendo situaciones como ésta, sino que hay otras formas de racismo que se esconden tras el mito de la igualdad.

Un ejemplo. Acaba de salir del trabajo. Camina por la calle en dirección a casa. Varias personas pasan a su lado. No les presta mucha atención. De repente, a lo lejos, alguien le llama la atención. Se da cuenta de que, por el color de su piel y sus rasgos faciales, debe de ser extranjero, tal vez inmigrante. Cuantos más pasos da, más se acerca a la persona. Usted agarra su cartera con algo más de fuerza. Pero no porque sea racista, sino por precaución. Da unos pasos más, la distancia se acorta. Agarra la cartera aún más fuerte. Pero no porque sea racista. Habría hecho lo mismo con cualquier otra persona. Más pasos. Ya está muy cerca de la persona que se acerca. Acelera el paso para que sea un cruce rápido. Pero no porque sea racista. Es que nunca se sabe. En el último momento, decide pasar su cartera, que ha estado agarrando con tanta fuerza, al otro brazo. Llega el momento. No pasa nada. El nerviosismo que se ha apoderado de usted desaparece poco a poco. Continúa su camino. Más gente pasa a su lado. Lleva la cartera tan suelta que se le desliza varias veces por el brazo.    

Ahora, probablemente está pensando que el ejemplo anterior está fuera de lugar porque, después de todo, no pasó nada. ¿O pasó?

Sospechar del carácter o las intenciones de una persona simplemente porque pertenece a otro grupo étnico o es diferente TAMBIÉN ES RACISTA, aunque no se esté cometiendo ningún acto violento. No es normal pensar que corremos el riesgo de ser atracados cada vez que nos cruzamos, por ejemplo, con inmigrantes. Este cambio de comportamiento lo notan los discriminados, que se sienten incapaces, inferiores y rechazados.   

El racismo sistémico

Aunque en la mayoría de los países ya no existen leyes que impidan a algunas personas participar en la vida comunitaria o entrar en determinados lugares debido a su color o etnia, prevalecen estructuras sociales, políticas e instituciones que siguen oprimiendo y discriminando a diversas personas. El llamado racismo sistémico o estructural se refiere a sistemas desiguales basados en la raza, que benefician a la raza blanca. Puede darse, por ejemplo, en universidades, organismos públicos gubernamentales o corporaciones empresariales privadas.

Viajes y turismo contra el racismo

¿Por qué viajamos?

Viajamos porque queremos conocer, experimentar y aprender.

Viajamos porque queremos mirar el mismo cielo desde un pedazo de tierra diferente.

Viajamos porque queremos oler olores que nos son ajenos y que nunca podremos describir ni reproducir.

Viajamos porque queremos probar sabores extraordinarios que nos hagan repetir el mismo plato una y otra vez.

Viajamos porque queremos oír un idioma que nos deleite con sus sonidos.  

Viajamos porque queremos ver paisajes impresionantes.

Viajamos porque queremos crear recuerdos. 

Hay muchas buenas razones que alimentan nuestro deseo de viajar. Pero se ha preguntado alguna vez sí...

¿Viajamos porque queremos conocer a la gente que nos aporta conocimientos, aprendizajes y nos proporciona experiencias?

¿Viajamos porque queremos poner nuestros pies junto a los pies que cada día pisan la tierra que nos es desconocida?

¿Viajamos porque queremos ver las narices que huelen regularmente olores que nunca han pasado por las nuestras?

¿Viajamos porque queremos tocar las manos que cocinan para nosotros?

¿Viajamos porque queremos entender las bocas que hablan una lengua que no es la nuestra?

¿Viajamos porque queremos entender el valor que tienen los paisajes para los ojos que siempre los han visto?

¿Viajamos porque queremos entender a aquellos con los que creamos recuerdos?   

Si los países que visitamos ofrecen belleza, diversidad y riqueza cultural, gran parte de ello se debe a las personas que viven allí. Son ellos quienes ayudan a conservar los fantásticos lugares que visitamos y quienes dejan su huella en ellos.

Los viajes y el turismo ayudan a conectar a personas de diferentes culturas. Al ver o adoptar una forma de vida distinta a la nuestra, empatizamos y deconstruimos prejuicios. Nos relacionamos, aprendemos, experimentamos. Nos ponemos en el lugar del otro. Hacemos de su historia y su presente una nueva parte de nosotros mismos.

Living Tours contra el racismo

La inclusión y la diversidad son dos de los pilares esenciales de la cultura organizativa de Living Tours. Aquí, valoramos y fomentamos la individualidad y las características que hacen que nuestra gente sea lo que es: una parte integral e indispensable de esta familia. Auténticamente, ¡con respeto mutuo!

En Living Tours nos guiamos por un lema: No importa el color, el credo, la política o los gustos personales, ¡importa quién eres en el fondo! Por eso abrimos nuestras puertas a todo tipo de personas que se identifiquen con la cultura y los valores de Living, ofreciéndoles oportunidades de trabajo, formación y convivencia, para que puedan convertirse en la mejor versión de sí mismos. Personal y profesionalmente.

Además de proporcionar auténticas experiencias locales en Portugal y España, Living Tours participa en el proceso de conocer a los demás, tratando de deconstruir prejuicios y buscando siempre la comprensión y la tolerancia. Nuestro Propósito, Visión y Misión así lo atestiguan.

A través de nuestro voluntariado, también tendemos la mano a quienes nacieron o eligieron Portugal para vivir, cocinando y repartiendo comidas a personas sin hogar, ya sean inmigrantes o nacionales. Recientemente nos hemos asociado a la ONGD Misión DIMIX, con el objetivo de ayudar a niños y jóvenes de Santo Tomé y Príncipe.

El racismo sigue perjudicando a muchas personas hoy en día. Nadie merece ser discriminado por ser quien es. Depende de todos nosotros luchar contra cualquier práctica racista y luchar por un mundo más inclusivo, igualitario y tolerante.

Los viajes y el turismo abrazan los valores de igualdad e inclusión, ya que promueven el intercambio cultural a través del contacto entre diferentes pueblos. Nos animan a salir de nuestra propia burbuja y conocer nuevas realidades, nuevos rostros, todos ellos humanos.

En Living Tours, buscamos conocer y relacionarnos con auténtico afecto con huéspedes de distintas partes del mundo. También proporcionamos un entorno de trabajo inclusivo e igualitario a nuestros empleados, entre otras cosas porque Living está formado por personas, para personas.

Al fin y al cabo, ¿qué vacío estaría el mundo sin la riqueza de colores que aportan nuestras diferencias?

¡El racismo acaba con nosotros! 

Para saber más, echa un vistazo a las causas que apoyamos, nuestro compromiso con la sostenibilidad y la cultura Living.